domingo, 17 de febrero de 2013

Arcangel Miguel y Señora Fe

 
RETORNO SEGURO
Texto de: Diario de “EL PUENTE A LA LIBERTAD”
ARCÁNGEL MIGUEL Y SEÑORA FE

¡El Arcángel Miguel, hijo del Rey de Reyes, Ángel de la Resurrección de la Naturaleza de Dios en ángel, hombre y elemental, vino para asegurar el retorno seguro de cada hijo del hombre, de todo ángel y de todo elemental al terminar el Día Cósmico!
Luego, se dio inicio al gran descenso —el Arcángel Miguel barriendo hacia la Tierra a lo largo del Rayo de Fuego Azul que, en la Tierra, estaba anclado en la vecindad de nuestra actual Cordillera de las Montañas Rocallosas en la parte noroeste de Estados Unidos de América. Detrás de El, con una gracia lenta y majestosa, descendía el glorioso Señor Manú de la Primera Raza-Raíz con una corona de siete puntas sobre Su cabeza y un manto color azul real sobre Sus hombros, la mismísima encarnación del diseño de Dios-Padre para cada corriente de vida que lo siguió inocentemente al mundo de la forma.
Comenzó luego el descenso de los "inocentes" —el primer grupo de seres humanos al cual se le estaba dando la oportunidad de encarnar y desarrollar la Madurez Divina sobre la Tierra. Vinieron uno por uno, o tomados de la mano, siguiendo al Señor Miguel y al Manú, hasta que hubo descendido la cantidad total designada por el Padre para este primer experimento con las formas terrenas, acompañado por miríadas de ángeles guardianes, el aura protectora de los Serafines y la Luz de las Huestes Querúbicas, quienes llevaban la atmósfera del Cielo en Sus brillantes cuerpos y auras refulgentes.
De esta manera, con gran belleza y abundancia ilimitada, en la presencia tangible y visible del Señor Miguel y de la Hueste Angélica, y bajo la dulce vigilancia del Señor Manú en persona, los hijos de los hombres entraron a (y disfrutar de) la Primera Edad Dorada. Al terminar el ciclo, ellos siguieron fácil y armoniosamente a su Manú, subiendo por la escalera de la evolución hasta llegar a su Estado Divino —la Ascensión— y la noche y la mañana constituyeron el Primer Día.
A través de todos los ciclos subsiguientes de tiempo, a medida que Rayo tras Rayo proveyeron el sendero para el descenso de nuevos espíritus, el Señor Miguel ha permanecido como Custodio Supremo de la Hueste Angélica, de la humanidad de la Tierra y de los Reinos Elementales; y no plegará Sus Alas Cósmicas a Su alrededor para regresar "a Casa" hasta que el último hombre haya sido redimido; hasta que el último ser angélico haya sido liberado; y hasta que el último elemental haya regresado a su estado de Perfección. Este es el Amor del Señor Miguel, quien, al igual que Sanat Kumara, es un prisionero de Amor por la vida a la cual sirve. ¡Amado Señor Miguel, tres veces sea bendecido Tu Santo Nombre!

sábado, 2 de febrero de 2013

Los 7 Arcángeles Elard Fernández

LIBRO DE LA VIDA (32)


LOS 7 ARCÁNGELES

Cada una de las 7 Esferas o Rayos están representados en el Reino Angélico por un Arcángel y su Complemento Divino, una Arcangelina. Ellos son los Directores de la Hueste Angélica en el servicio que se presta a la humanidad por estos Seres. Su asociación con los 7 Rayos es como de detalla a continuación:

Rayo 1o Miguel y Fe, Defensor de la Fe; Poder y Protección.

Rayo 2o Jofiel y Constancia, Iluminación.

Rayo 3o Chamuel y Caridad, Poder del Amor

Divino.

Rayo 4o Gabriel y Esperanza, Pureza de mente y cuerpo; Esperanza.

Rayo 5o Rafael y la Madre María,Consagración al Servicio. Sanacion.

Rayo 6o Uriel y Gracia, Suministro a los requerimientos del momento.Paz.Devocion.Gracia divina.

Rayo 7o Zadquiel y Amatista, Invocación de la Divina Compasión y Misericordia.

LA OBSERVADORA SILENCIOSA DEL PLANETA

Mientras que los Departamentos arriba mencionados se aplican a todo el sistema planetario relacionado con nuestro Sol, los Departamentos a continuación son aquellos asociados sólo con la Tierra. Con la excepción de la Observadora Silenciosa, estos servicios son prestados ya sea por Aquellos que se han graduado de la evolución de la Tierra, o por aquellas grandes almas de otros planetas que han estado de acuerdo en ayudar a la evolución retrasada de la Tierra.

Por encima de todos los Seres que sirven con nuestro Sol (Helios y Vesta), está aquella que es conocida como la Observadora Silenciosa de la Tierra, quien tiene acceso a la Mente, al Corazón, a la Voluntad y a la Presencia de Dios. Este ser dirige hacia el Señor del Mundo (Señor Gautama), quien es el que sigue en el escalafón de servicio en la Jerarquía Espiritual (el Gobierno Espiritual de nuestra Tierra).


EL SEÑOR DEL MUNDO


El Señor del Mundo es la Inteligencia de mayor rango sobre cada miembro de la Jerarquía Espiritual. Él es la Autoridad Suprema sobre todas las actividades de todas las clases, el actual Dispensador de los Trabajos y Poderes de la Deidad. Él sirve primordialmente con los Señores del Karma y con el Instructor Mundial.

El Departamento del Señor del Mundo antes era ejercido por el Amado Sanat Kumara, quien vino a la Tierra proveniente del planeta Venus cuando los habitantes de la Tierra habían alcanzado las profundidades mismas de la degradación, un punto que amenazaba la propia existencia de la Tierra en el sistema planetario. Su gran Amor mantuvo el equilibrio de la Tierra hasta que uno de Sus propios hijos hubo alcanzado ese punto de madurez con quien él podría asumir dicha responsabilidad. Este gran momento se logró en 1.955, cuando el anterior Gautama Buddha se convirtió en el nuevo Señor del Mundo. Sin embargo, Sanat Kumara accedió a permanecer como Regente hasta el momento en que se requiera a la Tierra y Venus entrar en sendas Iniciaciones Cósmicas.


EL BUDDHA

El nombre de “Buddha” es un título que se usa para designar a Uno con Gran Luz Espiritual y desarrollo. Es comparable al título de “Cristo” en este

respecto. Sin embargo, el Departamento Cósmico del Buddha es, por lo general, ejercido por Uno calificado para alcanzar el Departamento del Señor del Mundo, como fue el caso del Señor Gautama. La actual posición de Buddha la ocupa Lord Divino, antes conocido como el Señor Maitreya, quien antes ejerció el Departamento de Instructor del Mundo o Cristo Cósmico.

El servicio del Buddha es aquel de encarnar el Amor de Dios Mismo y sostener el Fuego Espiritual en el alma mientras que ésta esté en la atmósfera de la Tierra donde se le requiere que se desarrolle y madure. El Buddha disminuye la Naturaleza y Vibración actual del Reino de los Cielos para que esa alma no sea completamente exilada, retirándose de la Tierra la Chispa Espiritual. Este Departamento fue ejercido durante incontables centurias por el Gran Señor Gautama Buddha, quien recientemente asumió el Departamento de Señor del Mundo cuando Sanat Kumara fue liberado para su regreso a Venus y a sus gentes.


EL INSTRUCTOR MUNDIAL

El Instructor del Mundo, el Gran Iniciador, sirve bajo el Señor del Mundo y se esfuerza en desarrollar las mentes conscientes de los pueblos de la Tierra, conectando la radiación del Buddha con las evoluciones de la Tierra. Él es el Ser que inculca cada religión mundial, y que usualmente sirve por un periodo de 14.000 años. Su servicio consiste en instruir a los sacerdotes, ministros, misioneros, rabinos, etc., (así como todos aquellos que llevan la Palabra de Dios al hombre) sobre cómo estimular los Centros Espirituales contenidos dentro de los siete diferentes y distintos tipos de humanidad. Este Departamento es ahora ejercido por el Maestro Kuthumi.


LA TERCERA PERSONA DE LA SANTISIMA TRINIDAD

Este Departamento lo ejerce el Gran Amado Mahá Chohán, quien representa al Espíritu Santo (el Santo Consolador) en la Tierra, y quien, a su vez, es el Señor Supremo de los 7 Chohanes de los Rayos. También es el Director de las Fuerzas de la Naturaleza, y de toda la energía que se dirige a la Tierra. Es el Gran Ser que le da a cada individuo su primer aliento cuando nace, y es quien lo recibe de vuelta al momento de la llamada “muerte”.

El Departamento y la Actividad Cósmica del Santo Consolador vinieron a la existencia en el momento en que el primer hombre decidió experimentar con los Centros creativos de sus propios pensamientos y sentimientos, y una forma (que no llegó a la perfección) fue concebida y exteriorizada, la cual fue la primera cadena de herencia kármica de la raza. En aquel momento, el Gran Observador Silencioso, sabiendo que cada Causa trae su Efecto y que, a su vez los Efectos generan muchas Causas, cayó en cuenta de que en algún momento y en algún lugar se oiría la llamada de la vida pidiendo consolación. En aquel día y hora se preparó el Templo Cósmico del Consuelo Cósmico para la Vida, el cual se encuentra en el Corazón del Cinturón Electrónico alrededor del Sol de nuestro Sistema.

Por lo tanto, ya ven como la Descarga Cósmica del Consuelo al hombre había sido preordenada desde el momento en que aquella primera sombra se deslizó solapadamente desde la mente del hombre, y el Observador Silencioso, conociendo la cualidad generadora prolífica dentro de las sombras, se preparó para el momento en el cual la Luz en el corazón del hombre conocería el retoño del primer error de los padres y sería ahogada bajo la presión del “pecado original”.

Fue entonces cuando el primer Mahá Chohán extrajo desde el Seno del Padre de la Luz la Cualidad de Consolación, y, junto con el Glorioso Querubín, crearon el Cáliz dentro del cual, a lo largo de las edades sucesivas, cada Presencia Confortadora vertió esa parte de Su Vida que dicha Presencia escogió dedicar a tal Causa; y en la historia de las edades ha habido gran cantidad de estos Corazones Benditos. Hoy día se aproxima la hora final en la historia de nuestro Planeta, y el Mensaje de Acuario ha de ser consumado a medida que el Querubín voltee la jarra y permita que fluya el Consuelo de Vida, el cual traerá la liberación de la Luz en el corazón de cada hombre.

El pasado, el presente y el futuro son como uno ante la Gran Inteligencia que gobierna la evolución de los planetas y galaxias y, verdaderamente, la aseveración de: “Antes de que pidierais, ya Yo había contestado” es una manifestación del Amor y de la Compasión de la Primera Gran Causa, la cual ha preparado (para el proceso evolutivo de la raza) la alimentación que será una consolación sostenedora así como la salvación para todos, llegado el momento.

Los Ángeles de la Consolación han volado todo el camino, centuria tras centuria, hasta el interior del Templo Cósmico de la Consolación, el cual es presidido por el Glorioso Querubín, cuyo servicio consiste en mantener esta Cualidad en su esencia concentrada. Aquí esos Ángeles han llenado Sus Copas con la Consolación de Dios, llevándolas a los corazones hambrientos que han pedido u orado por dicha Cualidad Divina; y por cada Copa que se llenó, desde el Corazón del Sol llegó diez veces dicha cantidad de vuelta, de manera que por ningún motivo se disminuye el ímpetu de la Consolación protegida por el Querubín.

Las actividades de las grandes Huestes Querúbicas están particularmente comprometidas con la protección de la energía calificada, la cual ha de ser utilizada por la Inteligencia de la Deidad para un propósito específico.

Toda la energía que ha sido calificada por cierta Cualidad (que será beneficiosa para alguna Causa que redundará en beneficios para una raza, un planeta o una galaxia) es poseída por los Grandes Seres que le darán alma a fin de evitar que regrese al Estado Primigenio de Luz Universal. Así cuando un Gran Ser es investido con la responsabilidad de encarnar una Cualidad de la Deidad y cuando, a través de su Propio Ser, despierta una cualidad así en cualquier esfera, un miembro de la Hueste Querúbica se ofrece voluntario para sostener esa energía extraída, concentrada y calificada. Ésta, junto con toda la energía contribuida por aquellas corrientes de vida que el Patrocinador haya podido interesar en una Causa similar, se convierte en el ímpetu, el cual crece hasta que llega la hora de la consumación. Entonces, a través del Centro Cardíaco escogido para ser el canalo grifo de su liberación, el ímpetu acumulado de las eras fluye y la vida de un planeta o de una galaxia se enriquece así. El cuidado de esta energía, hasta tanto no llegue dicho momento, corre por cuanta del Gran Querubín.

Nunca, ni por un instante, estos Seres se desvían de este servicio concentrado a la vida. Es casi imposible para la mente humana concebir una devoción así de constante, paciente y enfocada en un solo punto y, sin embargo, hay Seres pertenecientes a este sistema y a otros, quienes han prestado servicios de esta clase durante millones de años. Con el tiempo, Ellos llegan a ser Observadores Silenciosos de Universos, sistemas de mundos y galaxias. Los pequeños elementales que contienen el patrón de una flor durante su comparativamente corta existencia en una estación en particular, y los Grandes Devas que sostienen el patrón durante cientos de años son ejemplos, en el Reino de la Naturaleza, de este servicio a la Vida.